Cuando este verano se concretó el fichaje de Sadio Mané por 40M de Euros, muchos pensamos que la posición que ocupa en el campo no era la más prioritaria a reforzar en el proyecto de Klopp en el Liverpool. Sin embargo, tras 24 partidos jugados, 11 goles anotados y 7 asistencias estamos hablando del mejor jugador del equipo en esta temporada.
La línea ofensiva estaba siendo ocupada por varios de los jugadores que mejor rindieron con Klopp en la primera temporada del alemán en tierras del Mersey. Firmino, Lallana o Coutinho, jugador franquicia hasta ese momento, aseguraban que, con la incorporación de algún joven, cómo Ibe u Ojo o la adaptación de Sturridge y Origi en banda, la zona quedaba bien cubierta. Otras zonas, cómo la defensa, clamaban por refuerzos que finalmente no llegaron a concretarse.
Su aportación
Directamente, Mané es un jugador muy de Klopp, tremendamente rápido, enérgico y vertical. En ataque supone un estilete que abre el campo y representa un apoyo en el espacio para sus compañeros. Cerca del área no le ha temblado el pulso, sus cifras son excelentes. En defensa, se adapta perfectamente a la presión alta del técnico alemán, es un incordio constante para el lateral al que tiene que marcar.
Indirectamente genera un movimiento que está potenciando mucho el juego de ataque red, la inclusión de Lallana cómo interior, acercar al internacional inglés a la zona de gestación del juego hace que este sea más fluido e imprevisible. Se gana mucho más ofensivamente de lo que se pierde al tener a un interior tan liviano.
Su ausencia
Estos aportes de Mané se han visto claramente en su ausencia tras su marcha a la Copa de África. El Liverpool sólo ha sido capaz de ganar al débil Plymouth y ha sido eliminado de las 2 copas nacionales. La explicación a esto pasa, en gran parte, por cómo ha gestionado Klopp la baja del senegalés. Dos han sido los protagonistas que han tenido su oportunidad para ser incluidos en el once titular. Sturridge, en punta de ataque, lleva una temporada deplorable, no está sabiendo integrarse en el nuevo funcionamiento colectivo. Quizá Klopp también haya podido hacer más para permitir esto, ya que se trata de un jugador de indudable calidad, que corre serio peligro de abandonar la entidad de Anfield. Can, en el centro del campo, ha sido el que ha jugado cuando Lallana ha subido unos metros su posición. El alemán, muy del gusto del entrenador, está en un periodo de definición que no beneficia su rendimiento. Sabe hacer muchas cosas bien y pocas muy bien, por lo que, a sus 23 años, debe pararse a pensar qué quiere ser de mayor.
En el partido contra el Tottenham (resuelto positivamente para los reds con doblete del senegalés) se vio que, con Mané en el campo, todas la piezas encajan, que el Liverpool puede competir contra cualquiera y el plan A de Klopp se ejecuta a la perfección. De aquí a final de temporada, queda cómo tarea del entrenador alemán preparase un plan B ante la ausencia de una de sus estrellas.
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