La Inglaterra mundial: Mundial 1950

Reportaje semanal sobre las participaciones de Inglaterra en la historia de los mundiales. Hoy, Brasil 1950.

Inglaterra en el Mundial de 1950

No hay mayor evento. La madre de todas las competiciones deportivas. 90 minutos para detener el mundo. Hablamos del Mundial de fútbol, torneo en el cual Inglaterra debutaba en el año 1950, tras perderse las tres primeras ediciones. No por méritos deportivos, desde luego, ya que sus ausencias se deben a su pésima relación con la FIFA a principios del siglo XX.

Las naciones británicas se retiraron del máximo organismo futbolístico por diferencias respecto a los pagos a los jugadores amateur, y esto supuso una pérdida de prestigio internacional para Inglaterra, que vio como Uruguay, Brasil y sobre todo Italia, acaparaban todos los focos.

Sin embargo, tras su reconciliación con la FIFA en 1946, la selección de las islas decidió jugar por primera vez el Mundial, que se disputaría en Brasil en el año 1950. Segunda vez que el continente americano albergaría una edición mundialista tras Uruguay 1930. Inglaterra, por su parte, sería el primer país británico en participar en la Copa del Mundo.

Camino despejado a la final

La selección inglesa quedaría encuadrada en el grupo 2, a priori sencillo, con una hasta la fecha insignificante España como máximo rival. El combinado español solo había disputado un Mundial hasta la fecha -Italia 1934-, pero contaba en el equipo con jugadores de renombre como Zarra, el gran guardameta Ramallets, Molowny, Asensi o César.

España, Chile y Estado Unidos, primeros rivales de la selección de Inglaterra en una Copa del Mundo.

Estados Unidos y Chile completaban dicho grupo. Los primeros habían alcanzado el tercer puesto de la primera edición en 1930, pero sus malas actuaciones en los años venideros, quedándose en octavos en 1934 y sin ni siquiera clasificarse en el 38, dejaban a los americanos lejos de los favoritos.

Los chilenos por su parte disputaban su segundo Mundial tras 1930, donde fueron capaces de derrotar a México (3-0) y Francia (1-0), pero sucumbiendo finalmente ante Argentina para quedarse fuera en fase de grupos. El panorama para los ingleses pintaba esperanzador, que ya pensaban en el más que posible cruce de la fase final ante Uruguay y Brasil.

Walter Winterbottom al mando del batacazo

El favoritismo de los ingleses crecía exponencialmente mientras se acercaba la fecha del primera partido. Eran considerados los Reyes del fútbol por aquel entonces, y por ende, eran los grandes candidatos para alzarse con el título. Contaban con grandes estrellas como Tom Finney o Stan Mortensen, sin olvidarnos de Stanley Matthews, gran figura del fútbol inglés.

Y aunque la participación de Inglaterra no podía empezar mejor con una clara victoria ante Chile por dos goles a cero -Mortensen y Mannion quedarían en la historia del fútbol al ser los dos primeros goleadores ingleses-, todo se vendría abajo con la derrota frente a la en teoría inferior selección estadounidense.

En la segunda jornada, el combinado americano sorprendía a los ingleses y se llevaban los dos puntos de la victoria tras un gol de Gaetjens, un jugador haitiano nacionalizado estadounidense. Estados Unidos, con una plantilla repleta de futbolistas semiprofesionales, sobrevivió gracias a su portero Borghi a un comienzo arrollador de los favoritos, y aprovecharon su única oportunidad.

Tras el gol, los ingleses encontraron muchas más complicaciones, y acabaron por perder el partido. Los libros de historia cuentan que la mejor selección de aquel Mundial cayó derrotada con el cabezazo de un hombre cuyo oficio era el de friega platos. Como anécdota, el seleccionador inglés Walter Winterbottom dejó en el banquillo a Matthews para darle descanso al considerar que el choque sería un partido fácil.

España, verdugo

En la última jornada, Inglaterra necesitaba derrotar a España y que Estados Unidos no hiciera lo propio ante la débil Chile. El segundo de los cometidos se cumplió al vencer por 5-2 Chile. Sin embargo, España cavó la tumba de una Inglaterra herida de muerte con un gol de Zarra nada más comenzar la segunda parte.

Maracaná fue testigo de la primera gran decepción de un combinado inglés en la historia del Mundial. 14 días más tarde, ese mismo estadio se encontraría con un hecho mucho más histórico, el famoso Macanazo, con un gol de Ghiggia que dejaba a Brasil sin su Mundial y encumbraba a Uruguay como la mejor selección del mundo.

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