Klopp: cómo gestionar el Nirvana

Jurgen Klopp y Mohamed Salah, durante el partido de la Roma

La legendaria noche que se vivió ayer en Anfield coloca al Liverpool de Klopp muy cerca de una final de Champions que, de confirmarse tras la vuelta en Roma, no saboreaban los reds desde que el Milan se tomase venganza en 2007 por lo acontecido dos años antes. Eran los tiempos de Gerrard, Xabi Alonso y Dirk Kuyt. Hoy, más de una década después y con Mo Salah marcando el infernalmente vertiginoso ritmo durante toda la temporada, repetir el triunfo de Estambul parece todo menos un sueño.

Situándolos en una hipotética final, cabe analizar algunos aspectos sobre lo que resta de temporada en cuanto a cómo afrontar las últimas tres jornadas de Premier League, siendo el único escollo la posibilidad de que se lesionen hombres clave, pues sólo necesitan un punto para clasificarse de manera matemática para la próxima edición de Champions gracias a que, por un lado, tienen ganado el goal average al Chelsea (5º); y, por el otro, se ven beneficiados por el nuevo sistema implantado desde la UEFA que permite evitar disputar la tradicional fase previa aun acabando cuartos, lo que les ahorraría la posibilidad de ser apeados durante el verano. Ni en el mejor de los casos esperaba el aficionado red llegar en una situación deportiva tan solvente y en un estado de forma tan pletórico al traicionero mes de mayo. Con la baja de Oxlade-Chamberlain como único contratiempo serio, probablemente será Wijnaldum, interior menos incisivo pero más lúcido en labores de creación, quien ocupe su lugar en un once de gala que mezcla talento, velocidad y potencia al contragolpe a partes iguales.

Me decía ayer un amigo, con 5-0 en el marcador y ya con el definitivo 5-2 que esto era el Liverpool: un equipo capaz de lo mejor si Mané, Salah y Firmino conectaban, pero muy endeble atrás a pesar de la notable subida de nivel técnico y táctico que aportó Van Dijk desde su llegada en el mercado de invierno, y quién sabe si esto será suficiente para disputarle 90 minutos competitivos o bien al doble campeón de Europa, o bien al único que, fuera de la dupla Barcelona-Madrid, pareció ser capaz, sobre el papel, de hacerse con el campeonato si alguno de estos dos caía. Si quiere tener opciones, lo sensato parece ser sestear en dos de las tres jornadas restantes. Del resto se encargarán Jürgen Klopp y El Faraón.