Aaron Mooy ‘desenmascara’ a Francia

Entre las estrellas francesas y en un encuentro en el que Australia mereció mucho más, el jugador del Huddersfield fue uno de los hombres con mayor calidad y mejor valoración del partido.

Aaron Mooy con Australia en el Mundial de Rusia 2018.
Aaron Mooy sigue su proyección. Foto Getty Images

En un partido lleno de estrellas ‘bleus’, un jugador ha destacado y ha llevado el peso de un encuentro cuyo resultado, quizá injusto, no refleja a las claras lo que ha sido el encuentro. Aaron Mooy lideró el juego de la Selección Australiana, desde el inicio de la salida de balón hasta los últimos metros, ahí donde la calidad y la velocidad de pensamiento premia con respecto a todo lo demás. Ahí apareció el centrocampista del Huddersfield para poner orden entre el físico juego de Francia, que nunca demostró ser superior a su rival y solo se llevó la victoria gracias a un momento de fortuna de Paul Pogba.

Por encima de las estrellas galas, el nombre del partido

Es lo que tiene el fútbol, no solo en el Mundial, en todas y cada una de las competiciones: no gana el que más lo merece o el que más propone sino el que más goles mete. Quizá mereció Australia el empate o algo más en base a lo hecho por nuestro protagonista. El mediocentro australiano repartió 58 pases, con un porcentaje de acierto del 77%, algo de mucho valor dentro de una selección que no es ‘top’ y enfrentándose a una de las grandes favoritas a llevarse el Mundial. Además, de sus botas han salido buenos balones parados que, sobre todo en el primer tiempo, han otorgado a Australia mucho peligro en faltas y saques de esquina. De hecho, por apuntar una acción concreta, de un magistral saque de falta de Mooy llegó el gol de Australia, al despejar Umtiti su centro con la mano. El penalti, lo transformó su compañero Jedinak para dar vida, y vaya sí la tuvo, a Australia.

Su capacidad de liderazgo, la calidad a la hora de salir con el balón controlado, su dominio del balón parado y su capacidad para dar los pases precisos para mover el juego son sus grandes cualidades y las ha puesto en práctica en el césped del Kazán Arena. Su desparpajo sorprendió a aquellos poco asiduos a la Premier al ver como el centrocampista de Sydney se movía entre ‘monstruos’ de la talla de Kanté, Matuidi o Pogba. Con ayuda de sus compañeros, que trabajaron y corrieron muchísimo, desenmascaró los problemas de Francia en donde parece que no es oro todo lo que reluce. Dejó en evidencia una defensa con dudas y un centro del campo que, si no llega a ser por Kanté, se hubiera caído por completo. Además, aportó mucho en tareas defensivas. No es un destructor nato, pero tiene una gran capacidad de trabajo y sacrificio, más aún cuando se trata de un Mundial, la cita donde todo futbolista se crece al vestir los colores de su selección. En base a ello, Mooy ha sido el futbolista con mayor número de recuperaciones -tres en concreto- de todo el partido.

Una ‘estrella’ para el Huddersfield

Hablando ya un poco más de su carrera deportiva, Aaron Mooy, nació en Sidney hace 27 años y llegó a Inglaterra en 2006 para formar parte de la cantera del Bolton. Tras regresar a su Australia natal y jugar allí, entre Sidney y Melbourne durante cuatro temporadas, recaló en el Huddersfield hace dos veranos para convertirse en jugador un jugador vital para los Terriers. El centrocampista ‘aussie’ llegó en 2016 en calidad de cedido por el Manchester City con la misión de ayudar al Huddersfield a lograr el ascenso. Y vaya si lo consiguió. Lo jugó absolutamente todo y aportó cuatro goles y siete asistencias, en los 48 partidos disputados en competición doméstica y el playoff de ascenso.

Su calidad en la medular y capacidad de liderazgo, algo que no cambia con su selección, llevaron al conjunto de David Wagner a afrontar el fichaje de Mooy. Y otra vez, ya en su primera temporada en la Premier League, dio la razón a los casi diez millones de euros que pagó el Huddersfield por el que iba a ser su líder natural sobre el terreno de juego. En esa segunda temporada, ya en la máxima categoría como decíamos, lo ha vuelto a jugar todo, salvo un par de semanas que estuvo con problemas de rodilla. Su aportación ha sido vital en la consecución de la permanencia de los Terriers, quienes se complicaron la salvación al no lograr ni un triunfo en los últimos cuatro encuentros ligueros. Cuatro goles y cuatro asistencias han sido el balance del futbolista de Sidney en un año de perfecta adaptación a la primera gran liga en la que milita. Antes, en la Liga Australiana, se había destapado como un jugador con más llegada. Ya en una competición más táctica y física como la Premier League, ha tenido que readaptar sus miras, jugar un paso más atrás y apoyar algo más en la destrucción y partir algo más rezagado para iniciar la organización y distribución en el juego.

Eso sí, como hemos visto hoy en el partido de Australia, su desparpajo le permite salir con la pelota controlada y buscar pases en tres cuartos de campo, así como hacer desplazamientos largos que permiten cambiar el ritmo de juego. Hoy fue el dueño y señor del centro del campo, en medio de una maraña de estrellas francesas, él puso la calidad. Los compañeros le buscaban constantemente, sabedores que es el hombre necesario para iniciar la creación de juego y para acabar las jugadas con el penúltimo o antepenúltimo pase. Así es Aaron Mooy, esos talentos escondidos en equipos modestos y que en el Mundial se destapan como peloteros de mucho nivel.

 

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