Jack Grealish es uno de esos jugadores que parece que llevas toda una vida viéndole jugar al fútbol. Su temprana presentación en el Aston Villa, donde debutó a los 16 años, parecen fechas muy lejanas. Pero no lo son. En sus primeros partidos en Villa Park ya se veía lo bueno que iba a ser: un jugador con una personalidad desbordante y extrovertida, de esos a los que no le queman el balón en los últimos minutos y que tiene una gran habilidad con las dos piernas. Solo le bastaron unos pocos partidos en su cesión en Notts County, de League One, para que la dirección deportiva del club de Birmingham se diera cuenta de lo especial que era. Seis años después, el inglés es la joya de un proyecto que debe sobrevivir para poder mantenerle una temporada más.
La inestabilidad que ha tenido el Aston Villa en los últimos años ha tenido varias cosas positivas. Una de ellas es cómo ha evolucionado como líder indiscutible del equipo. Grealish es un jugador eléctrico, capaz de arrancar desde la banda y eliminar rivales en conducción, y con un solo movimiento regatear a dos defensas. Tim Sherwood fue el primer técnico que vio todo su potencial. Quizás fue el que más le ayudó a explotar sus características y acoplarlas a un equipo que estaba en reconstrucción. Centró su posición para que estuviera más cerca del nueve y tuviera más llegada, un cambio con el que pudo tener mucha más influencia en el ataque.
Durante este periodo de inestabilidad la gente no iba a ver al Aston Villa, claro. Iba a ver a Jack Grealish.
Si hay alguien que ha notado ese crecimiento es John Terry. Su papel, primero como jugador y luego como asistente de Dean Smith, también ha sido determinante para pulir otras cualidades como su liderazgo, su determinación y su capacidad para tomar decisiones. “Cuando trabajas diariamente con jugadores, ves quién tiene en realidad talento. Y Jack tiene ese talento natural dado por dios”, explicó recientemente en una entrevista.
Sin embargo, lo realmente llamativo es que ha sido con Dean Smith -un técnico con un estilo de fútbol menos asociativo y ofensivo- cuando ha acabado explotando su faceta llegadora y donde ha alcanzado el cenit de su rendimiento. Y eso que nunca ha estado bien rodeado. Las carencias que tiene el Aston Villa en el centro del campo y en ataque son realmente visibles, y solo McGinn y un par de destellos de Wesley han podido acompañarle esta temporada. Por eso, a falta de nueve jornadas para el final, el papel de Grealish volverá a ser fundamental para apurar las últimas opciones de permanencia. Primero, porque él es el hilo conductor del Villa, el cable que conecta la defensa con el ataque, y segundo, porque sin su liderazgo dentro del campo el equipo no encuentra un líder creativo que pueda hacer cosas distintas.
Quizás sea muy precipitado decir que estamos ante los últimos partidos de Jack Grealish en el equipo de su vida, ante sus últimos bailes como villano. Si los rumores que le sitúan fuera del Aston Villa son ciertos, en unos meses le veremos jugando en Old Trafford o en el Tottenham Stadium. Entonces será en ese momento cuando la gente se dé cuenta de lo bueno que es Jack, de la magia que ha perdido Villa Park. De momento, la magia seguirá varios partidos más en Birmingham.
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