Las últimas temporadas han sido un auténtico calvario para James Rodríguez, la ristra de problemas extradeportivos y físicos en el Real Madrid le hicieron mantenerse fuera de foco estos últimos años. Ancelotti ha vuelto para recuperarlo. El Everton, en su afán por resurgir de sus cenizas y volver a ser valorado como club élite europeo, ha conseguido realizar un movimiento inteligente cuanto menos y así volver a juntar al colombiano y al italiano. Ambos han vivido los mejores momentos de su carrera juntos, los más gloriosos, y parece que de nuevo ambos pueden sacar lo mejor del otro en la Premier League.
Su primer partido ante el Tottenham fue buena prueba de ello y James Rodríguez con su actuación nos dejó un sabor muy dulce. Dentro del 4-3-3 de Ancelotti, ocupó el espacio de ‘extremo izquierdo’. Costado a banda cambiada, con el rol exclusivo de ejercer de lanzador y proyectándose siempre sobre el carril central. Sí, tal y como Ancelotti lo utilizaba en aquel Real Madrid en 2014.
Un lanzador ofensivo de élite.
En un sistema que necesita tanto la velocidad y verticalidad a la hora de crear peligro, necesita un jugador con la capacidad de filtrar balones como el propio James Rodríguez. Cualitativamente es un jugador que, aunque no destaque por un físico excelso, si que lo hace por una técnica y una imaginación con balón excelente. Desplazamientos/pases incisivos y medidos, seguridad en conducción y un disparo espectacular, todo ello a través de su zurda.
Su rol principal, obligado por sus características, es el de crea. James Rodríguez es para Ancelotti ese jugador con capacidad de crear las oportunidades a sus compañeros. A banda cambiada, siempre tiende hacia el pasillo interior con el objetivo de ordenar a los compañeros por delante de balón a partir de un cambio de sentido o un balón filtrado vertical, eso sí, siempre rompiendo líneas. Esto le hace ser un gran socio a la hora de tomar ventajas respecto de los defensores rivales y es lo que ha aprovechado Richarlison.
Precisamente en estas imágenes se puede ver como su sociedad es vital para el brasileño, y por ello seguramente han conectado tan bien desde el principio. La tendencia posicional de James es muy similar a la de Richarlison, con la diferencia de que el segundo solo busca área y remate. Por rol, un segundo punta, o delantero interior, que es activado, como vimos ante el Tottenham, constantemente por el propio James Rodríguez y que genera peligro y mordiente ofensiva.
Posicionalmente ha comprendido las necesidades del sistema.
Este Everton es un equipo que quiere y absorbe mucha posesión de balón, por lo tanto, al jugar la mayoría del tiempo ante defensas replegadas tiene la necesidad de generar anchura sobre las líneas contrarias. Los mecanismos y movimientos son claves a la hora de generar esas ventajas o espacios para que Richarlison, James Rodríguez o Clavert-Lewin puedan percutir. Para ello es indispensable la acción de los carrileros y la compenetración entre estos y sus extremos correspondientes.
James y Séamus Coleman generan esa compenetración a la perfección y crean esa sinergia por banda que beneficia las funciones de ambos. Este es el costado más viable en salida y el más utilizado por `los toffees`. Ambos jugadores actúan de dos maneras diferentes:
- Cuando el capitán toma campo contrario, cuando el Everton sale al contragolpe, James Rodríguez interioriza su posición buscando siempre perfilarse al lado zurdo para darle mucha más rapidez y fluidez a sus movimientos. Coleman proyectándose abre el campo y crea esos espacios por los cuáles hace daño el colombiano.
- Cuando el rival está en repliegue todo cambia. En estático las defensas están más cerradas, Coleman no encuentra el espacio para percutir, James se escora en banda y Doucouré se alinea con ellos formando un triángulo asociativo. Esto propicia un contexto perfecto para ejercer un dominio de la posesión fluido y seguro. Aquí, como buen lanzador, el colombiano busca agitar tras recibir en muchas ocasiones.
Muchos son los motivos que están en el aire, pero sin duda que vimos un papel totalmente determinante de James Rodríguez en el campo. Planificó la mayoría de acciones de peligro y mostró mucha motivación y esfuerzo, algo que siempre le achacaban. Comienzo con buen sabor de boca, pero ¿Podrá mantener ese nivel competitivo en una liga tan exigente como la Premier?
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